depresión

Residencia para personas con discapacidad por enfermedad mental

LA DEPRESIÓN

Es un trastorno afectivo que varía desde bajas transitorias del estado de ánimo que son características de la vida misma, hasta el síndrome clínico, de gravedad y duración importante con signos y síntomas asociados, marcadamente distintos a la normalidad.

Los tres tipos de depresión más comunes son: Trastorno depresivo mayor, el Trastorno distímico y el Trastorno bipolar. En cada uno de estos tres tipos de depresión, el número, la gravedad y la persistencia de los síntomas varían.

El trastorno depresivo mayor

Se manifiesta por una combinación de síntomas que interfieren con la capacidad para trabajar, estudiar, dormir, comer y disfrutar de actividades que antes resultaban placenteras.

Los síntomas del TDM que pueden hacer que una persona vea disminuido su grado de autonomía e independencia personal serían los siguientes:

El trastorno distímico

Es un tipo de depresión menos grave, incluye síntomas crónicos (a largo plazo) que no incapacitan a la persona tanto como el anterior, pero sin embargo interfieren con el funcionamiento y el propio bienestar de la persona.

Las características asociadas al trastorno distímico, son similares a las de un episodio depresivo mayor. Varios estudios hechos al respecto, sugieren que los síntomas más frecuentemente encontrados en el trastorno distímico son:

El trastorno bipolar

No es tan frecuente como los otros trastornos depresivos. El trastorno bipolar se caracteriza por cambios cíclicos en el estado de ánimo: fases de ánimo elevado o eufórico (manía) y fases de ánimo bajo (depresión).

El trastorno afectivo bipolar (TAB), conocido popularmente como trastorno bipolar y antiguamente como psicosis maníaco-depresiva, es un trastorno del estado del ánimo que cuenta con períodos de depresión repetitivos (fases depresivas), que se alternan con temporadas de gran euforia (fases maníacas).

Cuando se está en la fase maníaca, la persona puede estar hiperactiva, hablar excesivamente y tener una gran cantidad de energía. La manía a menudo afecta a la manera de pensar, el juicio y la manera de comportarse con relación a los otros.

Su causa es un desequilibrio químico en un tipo de biomoléculas del cerebro llamadas neurotransmisores. El afectado oscila entre la alegría y la tristeza, de una manera mucho más marcada que las personas que no padecen esta patología. Así, el afectado sufre de episodios o fases depresivas o eufóricas (maníacas). Tiene tratamiento farmacológico, de ahí que es muy importante que el afectado esté correctamente diagnosticado.

Con el tratamiento adecuado, muchas de las personas que sufren del trastorno bipolar y depresión, se pueden recuperar y regresar a su vida productiva anterior. Casi todas las personas que sufren estos trastornos responden bien a los medicamentos, a la psicoterapia o una combinación de ambos tratamientos. 

Existe un alto riesgo de suicidio con el trastorno bipolar y en cualquiera de las dos fases el paciente puede abusar del alcohol u otras sustancias, lo cual puede empeorar los síntomas.

Algunas personas suspenden el tratamiento tan pronto se sienten mejor o porque quieren experimentar la productividad y creatividad asociada con la manía. Aunque estos estados maníaco iniciales pueden hacer sentir bien, la descontinuación de los medicamentos puede tener consecuencias muy negativas.

El suicidio es un riesgo real tanto durante el estado de manía como durante la depresión, por lo que los pensamientos, ideas y gestos suicidas en personas con trastorno bipolar afectivo requieren atención de emergencia inmediata.

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